Los dos accesos del lado mar del metro de Liceu vuelven a estar decorados con los pináculos originales de hierro y los carteles que identifican a la estación como perteneciente al Gran Metro, la empresa que puso en servicio la primera línea del metro de Barcelona, ​​la actual L3. Con esta actuación, impulsada por TMB en el marco del centenario de la red, se han puesto en valor elementos patrimoniales emblemáticos del transporte público de la ciudad y la ciudadanía puede identificar el exterior de la estación, situada en medio de la Rambla, con el mismo aspecto que tenía cuando se inauguró, el 5 de julio de 1925.

La colocación de los pináculos y carteles culminó el pasado 18 de septiembre en un acto con la presencia de la presidenta de TMB, Laia Bonet, y directivos de la Fundación Gran Teatre del Liceu y la asociación Amics de la Rambla. Tuvieron un papel destacado la Fundación TMB, que custodiaba los pináculos y dirigió su proceso de restauración; el departamento de Mantenimiento de Infraestructuras de Estaciones y Túneles de Metro, en la vertiente operativa; y Forja Montseny en cuanto a la limpieza y tratamiento antioxidante de las piezas históricas.

Se ha recuperado la imagen original de los accesos de Liceu, si bien la forma y ubicación han variado. Y es que a lo largo de un siglo la estación ha sufrido diferentes ampliaciones y modificaciones, incluida la apertura de los dos accesos del lado montaña, decorados más austeramente, en 1946-47, y la prolongación de los andenes en 1968, que supuso el desplazamiento de las entradas hasta la altura del teatro del Liceu. Las reformas más recientes han sido la mejora de accesibilidad y la rehabilitación integral que se llevaron a cabo de forma encadenada entre 2004 y 2008.

Durante la obra de accesibilidad -ejecutada por FCC por encargo de GISA, empresa de la Generalitat-, se instalaron los dos ascensores y se rehicieron las escaleras de los cuatro accesos de acuerdo con la normativa. Por eso los operarios desmontaron las barandillas, los accesorios decorativos y los carteles, que ya no eran los originales, y en el 2006 montaron barandillas de vidrio y acero inoxidable de acuerdo con la normativa municipal de paisaje urbano.

El Ayuntamiento de Barcelona decidió después elaborar un diseño singular que incorporara una adaptación de los elementos originales apropiada a las dimensiones y requerimientos de seguridad de los nuevos accesos. Este diseño, con el emblema de Gran Metro en las barandillas de hierro, fue entregado en 2007 por el Departamento de Proyectos Urbanos del Sector de Urbanismo e Infraestructuras en la dirección de la obra de rehabilitación de la estación, promovida por TMB, que lo ejecutó. Este diseño prescindía de los pináculos de hierro forjado.

Pero ha sido este paso intermedio el que, con algún retoque para realojar a los pináculos, ha hecho posible la vuelta de los accesos del lado mar de Liceu al aspecto de hace 100 años. Y debe reconocerse que TMB ha actuado activamente para conseguir la conservación y restitución de los elementos de fundición originales del exterior de la estación. No sólo los localizó y guardó cuando corrían peligro de perderse, para posibilitar su posterior aprovechamiento, sino que abogó por que se aplicara el diseño histórico en la parte exterior de esta estación, a pesar de las múltiples resistencias iniciales.

En la misma línea, TMB impulsó meses atrás la restauración del mural conocido como la rotonda de los transportes, situado en el intercambiador de metro y FGC que hay debajo de la plaza Catalunya con entrada también por la Rambla y la calle Pelayo. Se trata de una colección de seis paneles de cerámica creados por profesores y alumnos de la Escola Massana, e instalado en 1969.

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