El debate sobre el montaje de mamparas para la protección del conductor ha sido en las últimas décadas un tema largo de tratar y difícil de asentar, dadas las grandes discrepancias que han existido siempre entre los conductores de la compañía.
En los últimos años hemos visto vehículos a los cuales se les han adaptado mamparas, cerrando el puesto del conductor tal y como hemos podido ver en los vehículos 1313, 1315, 3456, 3457 o el 3460, siendo casi todas desmontadas al tiempo por los grandes reflejos que ocasionaban los cristales de estas durante de la conducción.
Pero no han sido los referéndums ni los comités de seguridad y salud que han acabado con estos largos debates, sino que ha sido algo que nadie se esperaba, una pandemia. Esto ha obligado a que hoy día sea habitual subir al autobús y ver a los conductores protegidos con una mampara de protección básica.
En los nuevos vehículos que se están incorporando a la flota este año 2021 se les monta de fábrica una mampara que va incorporada en el interior de la puerta del habitáculo del conductor y se espera que cuando finalice esta pandemia sea este el que decida si quiere protección o si no.
Pero en los años 80 los conductores de autobús padecieron otro tipo de ataques, lejos de pensar sobre una situación sanitaria como es el COVID. Durante esta década los conductores de las cocheras de Zona Franca y Poniente sufrían atracos con armas blancas en su puesto de conducción, al entrar en barrios de atención especial de la ciudad de Barcelona o del Prat de Llobregat. La compañía adaptó el puesto de conducción para proteger al conductor (no en la totalidad de la flota), algo parecido a lo que se realizó el año pasado en los más de 1140 autobuses que forman la flota de autobuses de Transportes de Barcelona.
